Querido Diario: Atardeceres...[Día 79]

Todo se reduce a las horas que transcurren tras este atardecer; el cielo se adentra en un mar en fuego, se deja llevar y abandona su habitual frialdad para perderse en el mundo de los sueños; el sol se esconde en el horizonte al compás de la música que le dictan las estrellas que ya empiezan a centellear; las nubes se despejan, las arrastra la corriente aérea que lo tiñe todo, poco a poco, de oscuridad.Nadie sabe lo que es este sentimiento, nadie escucha, nadie ve, nadie dice, nadie siente, nadie nunca nada.
Y allí nace ella, cada noche se reinventa, tiene firmado un pacto con el mundo para no envejecer, anochece radiante, brilla casi con luz propia, con sus mejores galas está dispuesta a pasar la noche danzando. Tiene comprados todos los espejos del mundo para admirarse mientras los demás somos nos adentramos en las tierras de Morfeo.
Y yo que vivo soñando y duermo hechizada, la tengo a ella como dueña de mis metas, como la regla a seguir en mis acciones.
Nadie sabe lo que es este sentimiento, nadie escucha, nadie ve, nadie dice, nadie siente, nadie nunca nada.Porque todo se reduce a esas horas en las que el atardecer me inspira la confianza que necesito en mi, la tenue bendición de tu desnudez me aflige y me deja sin respiración, la suave luz que mima tu piel y todas esas gotas de ti me regalan mares en los que bucear por tus misterios y consumir poco a poco el aliento con el que rozas cada poro de esta piel curtida por el sol.
Y ahora que ya no me tiembla el pulso si te veo:
"Nadie sabe lo que es este sentimiento, nadie escucha, nadie ve, nadie dice, nadie siente, nadie nunca nada."