1 de julio de 2007

Diario de un payaso de hospital


Otra vez camino del hospital, como cada lunes o jueves, con una buena carga de recursos humorísticos para los niños hospitalizados. La última vez nos encontramos con un caso de esos que no sabes por dónde empezar. Un niño con una operación en el cerebro por un tumor canceroso que le ha propiciado una fuerte deficiencia psíquica; de bajísima extracción social; abandonado por los padres en el hospital a su suerte; atado de pies y manos a la cama para que no se arranque los vendajes que lleva por todo su cuerpo exánime; con un sonido gutural lastimero que no cesa (¡es sordo y ciego, nos dice una enfermera, no os molestéis porque no se entera de nada!). Tiene once años.
¿Qué hacemos?
Se nos ocurre acariciar su piel lechosa al tiempo que hacemos sonar unas notas de armónica y para nuestra sorpresa el niño cesa en sus gemidos, ha captado que no somos enfermeras, ni médicos, ni nadie de los habituales del hospital.
Está esperando.
Seguimos tocándole un brazo y ascendiendo hacia la cara con cada nota de la armónica. Parece gustarle Llegamos hasta su oreja y al tiempo que se la apretamos hacemos una pedorreta con la boca.
¡El niño estalla en carcajadas!
¿Así que no se enteraba de nada?. Habíamos conectado. A partir de aquél momento el niño captaba cada vez que entrábamos en la habitación y se predisponía al juego.
¿Dónde está la frontera del sentimiento?
Mientras una persona está viva tiene sensaciones y hay que buscar la forma de llegar hasta ellas. El trabajo sigue su ritmo en un hospital gigante con una ocupación increíble. Muchos niños enfermos, cada uno con su problemática física y psicológica y nosotros avanzamos en este mar de dolor y estupefacción. Habitación por habitación, planta por planta, hasta acabar exhaustos seis horas después.El trabajo de payaso de hospital es una mezcla de diversos ingredientes. Coja algo de su experiencia teatral con niños, bastante de técnica de clown, algo de magia, mucha improvisación, un poco de música, mucho de psicología infantil y agítelo bien todo. Con este cóctel estará preparado para cualquier eventualidad...
Cogemos nuestros bártulos y nos vamos a nuestra casa con la marca del elástico de la nariz roja en la cara."

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El pelo de punta, escalofrios de rabia e impotencia, lágrimas reales y no pintadas de clown. Me jode el mundo, la vida porque se enfrenta a los niños... no tengo palabras, sólo me queda admirar el trabajo de esa gente que busca una sonrisa de un niño y ojalá, yo tuviera la capacidad de agradecimiento que tienen esos PEQUEÑOS HÉROES.

Lamentablemente los héroes también mueren. Duele decirlo.

Anónimo dijo...

Creo que es una ocupación maravillosa y que hay que ser muy dulce y muy fuerte para llevarla a cabo. Es admirable.