25 de abril de 2007

Querido Diario: El tren del olvido [Día 38]

Con vergüenza para seguir escribiendo he pensado mil veces en abandonarlo todo, muchas veces he pensado en esconderme donde siempre he soñado para que ni tú, ni tú, ni tú (señalando con el dedo índice) me podáis encontrar...
Hoy ha sido un mal día para empezar mi nueva vida, un mal día para encontrar mi camino.
Lo peor de las noches sigue siendo la oscuridad aunque a ésta le sumo el llanto silencioso bajo la almohada del pensamiento infiel.
No, no puedo echarte la culpa a ti porque eso sería quitarme la que yo tengo y es que tú no llegaste para ahogarme en el vaso de agua que llenaban mis lágrimas después de cada palo, simplemente fuiste esa última lágrima, la que más dolió, la que más duró.
Conversaciones a solas conmigo misma en el mismo cuarto que me vio crecer.

Agarro mi micrófono de cartón piedra y con la música a un volumen ensordecedor me pongo a cantar para apagar mis penas.
Y pienso que quizás hoy sí es un buen día, un buen día para volver a levantar la cabeza y dejar de ir barriendo las calles con las pestañas y cubriéndome de mierda hasta las cejas.
Estaba escribiendo nuestra carta de despedida y oí el pitido del tren del olvido que venía a buscarme, encima de mi mesa estaba el billete con destino a ninguna parte y caducidad infinita.
Hoy en la mañana el agua de la ducha salía fría y limpiaba lo poco que quedaba de ti en este corazón...

Haciendo caso omiso a tus palabras te he subido en ese tren, que aunque lleva velocidad media, te llevará lo más lejos de mi lado...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ah bueno es de hace tiempo... eso se especifica, ¡uhmmm!
Saludeteees