30 de enero de 2007

Querido Diario: Se acabó [Día 27]

Hoy el día pareció empezar anocheciendo aunque todo fue cuestión de la suerte quizás...
Pero el destino ha querido encontrarme hoy aquí, debajo de las sábanas aún calientes de una noche sin demasiadas pretensiones.
Sonríes y yo me vuelvo a perder. Miradas ocultas y palabras impronunciables por estos labios, otra vez.
Es el momento, el momento del camino largo, el que te lleva al paraíso...
Ni sublime sutileza, ni un puto verso enamorado más.
Aunque el frío en este nuevo día que ha vuelto a amanecer, ya no se llenan los ríos con mis penosos miedos tras el cristal.
Demasiado hice ya, demasiado sin saber el porqué y ahora que en mis venas la sangre se diluye como lo hacíamos tu y yo... y me he puesto a sonreír.
He de postergar la locura para dejar de pelearme con la almohada cuando no soy capaz de superarme y me invade la tristeza.
Seguro que tú te sentiste así, quizás ahora sea ese momento.
En mi vocabulario no encuentro la manera de recrearte en el texto reivindicativo, pero me paseo entre las frases de la cordialidad y la multiplicidad de las fases que persiguen la mentalidad que vagabundea por una calle de Madrid, que se pierde en su destino y rescribe con nostalgia su pasado, que incluso se repite que ningún tiempo pasado fue mejor...
A veces es la metafísica, a veces el aleteo del metro a punto de llegar...
Pero aunque se pierda entre el recuerdo...siempre contiene esa sonrisa que esconde unos ojos perfectos con demasiadas cosas que decir.
Y hoy los versos aparecen de debajo de la mesa quizás intentando decir algo más:

Que me llenen la sonrisa de besos
Y mi valer no se esconda en tus celos
Que te llevan a castigar mi belleza
Que solo realzo para ti.
Y que desconfiado miras a los lados
Creyendo que la quiero dar
a los ojos que no ves
que solo miran tu suerte y la mía.
Ahora voy a dejar que vean
Lo que antes solo miraban.

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