Siempre he pensado que los primeros pasos que damos en un nuevo camino son los más dificiles, conllevan siempre una serie de desequilibrios y fuerzas de la gravedad que hacen que a menudo el miedo a pisar en falso aparezca.
Hoy cuando hace 365 dias que yo comence mi camino, he de decir que con tu ayuda mis pasos se fundaron sobre fuerza asegurada, con dos zapatos de payaso colgados detrás de cualquier puerta (un domingo cualquiera).
Creo que soy demasiado vulnerable a las fuerzas meteorologicas, por eso prefiero escribirte, para que todo lo que diga no se lo lleve el viento.Ya sabes que no, esto no es una carta de despedida, lo nuestro es un simple hasta luego, pero no puedo dejar de darte las gracias:
Por haber cambiado mi manera de ver los domingos, por hacer de cada uno de ellos un dÃa distinto y especial, por tener un sitio donde dejar mi bolso (¡bendita guantera!), por todas las canciones infantiles con el volumen al máximo, por cada domingo a las 16.30h (mas o menos), por los madrugones para reencontrarnos todos, los ensayos de dos horas, las improvisaciones, por los chous, por creer que es si cuando yo me empeñoo en ver no, por todos los posibles divorcios que nos haya podido costar, por las esperas en el coche (mi padre siempre llega tarde), por enseñarme a dibujar sonrisas y sobre todo por pintar una enorme en mi cara.
Asi que espero que no caigamos en el olvido, por que nosotros te estaremos esperando y cada domingo lluvioso, veremos reflejado en el cristal de la décima el Big Ben.
Y ya sabes que por aquí todo seguirá igual, pero sin ti nada será lo mismo.
GRACIAS