29 de diciembre de 2008

Querido diario: Balance final...[Día 123]

El tiempo vuela. El tiempo no espera a nadie, mucho menos a mi. El tiempo cura todas las heridas y cada vez estoy más convencida de esta gran verdad. Y todo lo que queremos cualquiera de nosotros es más tiempo, tiempo para levantarse, tiempo para crecer, tiempo para dejar ir. Tiempo.
Podemos intentar dejar ir el pasado... pero con el tiempo siempre vuelve. Lo esperado es solo el principio. Lo inesperado es lo que nos cambia la vida. Así ha sido este año, el año de lo inesperado, el año en el que acepté que el sueño se había convertido en pesadilla, que por más que intentase borrarlo seguía en mi mente cada noche.

Nos repetimos que la realidad es mejor, nos convencemos de que es mejor no soñar jamás. Pero los más fuertes de nosotros, los más determinantes, nos agarramos a nuestro sueño, o nos encontramos a nosotros mismos enfrentados a un nuevo sueño que nunca habíamos considerado. Nos despertamos para encontrarnos a nosotros mismos, contra todo pronóstico, llenos de esperanza. Y, si tenemos suerte, nos damos cuenta que frente a todo, frente a la vida, el verdadero sueño es ser capáz de soñar.
A veces me pregunto, quién decide cuando lo viejo termina y empieza lo nuevo. No es un día específico del calendario, al menos en mi caso; ni un cumpleaños, ni un año nuevo... es un hecho, grande o pequeño, que nos cambia. Que nos da fuerza. Una nueva forma de vivir y de ver el mundo, dejando a un lado viejos habitos, memorias. Lo importante es que nunca dejemos de creer que podemos volver a empezar, pero también es importante recordar que, dejando a un lado toda la mierda, hay ciertas cosas que merecen la pena mantener.

Muchas veces hasta las mejores personas toman decisiones precipitadas: malas decisiones, decisiones de las que somos conscientes de que nos arrepentiremos a la mañana siguiente; bueno, tal vez no del todo, porque por lo menos nos hemos lanzado, pero aún así, algo en nuestro interior nos anima a hacer una locura que sabemos que se dará la vuelta y nos morderá el culo, pero la hacemos de todos modos.
Quizá tambien este ha sido el año de las decisiones que equivocadas o no me han traido hasta este punto, ya no hay que replantear nada, todas las cartas están sobre la mesa, esperando que el reloj de arena de comienzo a la partida, se descubran y me muestren si estaba equivocada o no.

Entonces un día te despiertas y te das cuenta de que se acaba un año, lleno de buenos frutos que recoger; con semillas nuevas que plantar para el año que se presenta.



Este fin de año, balance positivo.

17 de diciembre de 2008

Querido Diario: ¿Cuándo? [Día 122]

Hay mucho que decir sobre el vaso medio lleno, sobre saber decir cuando; creo que es una línea borrosa, un barómetro de necesidad y deseo. Depende por completo del individuo y depende de lo que te estén sirviendo, a veces solo queremos probarlo, otras veces no hay suficiente, el vaso no tiene fondo y lo único que queremos es más. Y yo me encuentro en ese punto, despues de haber conseguido tantas cosas este año sigo buscando más. Entonces es cuando nos empeñamos en buscar la felicidad cada día y no nos damos cuenta que es ella la que tiene que encontrarnos y cuando llega descubres que ahí no acaba todo, que el final de un camino sólo es el principio de otro y lo único importante es la persona que escoges para que camine a tu lado.

Y puede que no tengamos que ser felices, puede que la gratitud no tenga nada que ver con la alegría, puede que ser agradecido signifique estar contento con lo que tienes, apreciar las victorias, admirar la lucha que implica seguir viviendo. Quizás estamos agradecidos por lo que nos resulta familiar y puede que por las cosas que no sabremos nunca. Al final del día el simple hecho de tener el valor de no derrumbarnos, es suficiente motivo para celebrarlo.


Entonces...¿Cómo sabes cuando demasiado es demasiado?, ¿demasiado pronto?, ¿demasiada información?, ¿demasiada diversión?, ¿demasiado amor?, ¿demasiado que preguntar?, y… ¿cuando es demasiado para soportarlo?

11 de diciembre de 2008

Querido Diario: Correr...[Día 121]

Me mata esta ciudad (Madrid). Me matan estos días, todos los días, me están matando todos los momentos, cada día, a cada momento alguien atenta sobre mí y por las noches me están envenenando. Lo sé. Amanece. Y otra vez me vuelven a matar. Me mata la fe que no tengo, la promesa de una hoguera que me espera al final, la certeza de no saberme hacer entender. Y eso que ya sé que es una queja sin sentido, que tampoco es tan difícil que al fin y al cabo todos nos parecemos en algo, o no, pero bueno, yo también tengo derecho a quejarme un poco, si yo lo que quiero es que alguien de vez en cuando me escuche, sólo eso, no debe ser mucho digo yo, pero no, no, yo aquí con la sonrisa puesta, tremendo personaje que me he asignado, y ya estoy harta, harta, te lo juro, estoy harta ya de tanta escucha, y de hablar de todos los problemas del mundo. Cada día me vuelvo más solitaria, que todo me sobra y nada me llega, que lo echo de menos y no sé dónde está, que nunca supe dónde estaba, pero que da igual, que ahora siempre está quieto allí y voy y no tengo nada que decir, que ya apenas tengo nada que decir ni a él ni a nadie y no me puede contestar o si me contesta no le consigo entender, que saldremos de la crisis, cómo no, acaso lo dudas, de otras peores hemos salido y claro que es evidente que este chico está loco por ti, que ahora todo es mucho más complicado, qué me vas a contar, que no será por ganas, seguro, y yo, de lo único que tengo ganas es de correr, tengo ganas de correr, de correr de correr lo más lejos posible, cambiarme de ciudad, de nombre, de país, de planeta, tengo ganas de correr, de olvidarme de todo de una puta vez como si corriendo pudiera resetear mi mente y mis entrañas, como si pudiera volver a ese estado de no ser, a ese principio donde todas las cosas eran posibles, donde todo estaba por hacer aún, sólo quiero correr, correr y de repente, parar en seco sin más y por fin escuchar sólo ese murmullo de silencio dentro de mi cabeza, ese zumbido de paz, caer exhausta para siempre, dejar que las bocas se muevan pero no me digan nada, tantos móviles para no sabernos entender, tantos medios de comunicación para no tocarnos los unos a los otros ni por una sola vez... Y que razón tienes cuando dices que no sabe lo que pierde.
Creo que necesito escapar.

7 de diciembre de 2008

Querido Diario: Bring the pain...[Dia 120]

El dolor adopta formas diversas: una punzada, una leve molestia… Dolor sin más, el dolor con el que convivimos a diario, pero hay un dolor que no podemos ignorar, un dolor tan enorme que borra todo lo demás, y hace que el mundo se desvanezca, hasta que solo podemos pensar en cuanto daño hemos hecho, como enfrentarnos al dolor depende de nosotros. El dolor hay que anestesiarlo, aguantarlo, aceptarlo, ignorarlo. Para algunos la mejor manera de enfrentarse a el es seguir viviendo.
El dolor solo hay que aguantarlo, esperar a que se vaya por si solo y a que la herida que lo ha causado cicatrice, no hay soluciones ni respuestas sencillas, solo hay que respirar hondo y esperar a que se calme. La mayoría de las veces el dolor puede aliviarse, pero a veces llega cuando menos te lo esperas, te da un golpe bajo y no te deja levantarte. Hay que aprender a aceptar el dolor, porque lo cierto es que nunca te abandona y la vida siempre lo acrecienta.

Y yo he aprendido;
He aprendido que dos personas pueden mirar a la misma cosa y ver totalmente algo diferente. He aprendido que tanto escribir como hablar puede aliviar los dolores emocionales.
He aprendido que los títulos en la pared no nos convierten en seres humanos decentes.
He aprendido que aunque las palabra amor pueda tener diferentes significados, pierde su valor cuando se utiliza con ligereza.
He aprendido que es muy difícil determinar dónde fijar el límite entre no herir los sentimientos de los demás y defender lo que creo.
He aprendido que el miedo es el peor enemigo al que puedes enfrentarte.
He aprendido que puedo entender con una mirada muchas más cosas que con cien explicaciones.
He aprendido que la vida nos pone en un lugar y en momentos equivocados con el fin de enseñarnos a encontrarnos a nosotros mismos.
He aprendido que el sonido del corazón es la mejor guía para seguir hacia delante.
He aprendido que por más que me empeñe en autoconvencerme, llegará un momento en el que el sonido ensordezca.
He aprendido que por muy victima que me sienta, siempre hay alguien más herido que yo.

5 de diciembre de 2008

Querido Diario: Torn...[Día 120]

Porque a veces necesitas sentirte un poco así, desnuda ante tu mirada, avergonzada por lo que pasó y por todos eso besos que me dejé robar, tener frío en el corazón, sentir que el mundo se te hace grande y que cualquier tirita no sirve para curar tu alma.
Hoy, "He aprendido que no puedo hacer que alguien me ame, solo convertirme en alguien a quien se pueda amar; el resto ya depende de los otros.
He aprendido que lo mas importante no es lo que sucede, sino lo que hago al respecto.
He aprendido que por mas fuerte que sea mi duelo, el mundo no se detiene por mi dolor.
He aprendido que hay muchas maneras de enamorarse y permanecer enamorado.
He aprendido que simplemente porque alguien no me ama de la manera que yo quisiera, no significa que no me ama a su manera."

Así que:

Quiero que me escuches sin juzgarme. Quiero que opines sin aconsejarme. Quiero que confíes en mi sin exigirme. Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí. Quiero que me cuides sin intentar anularme. Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mí. Quiero que me abraces sin asfixiarme. Quiero que me animes sin empujarme. Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mí. Quiero que me protejas sin mentiras. Quiero que te acerques sin invadirme. Quiero que conozcas lo que más te disgusta de mí. Que lo aceptes y no intentes cambiarlo. Quiero que sepas... que hoy puedes contar conmigo...Sin condiciones.
(J. Bucay - Cuentos para pensar)




Pd. Feliz Puente!!

4 de diciembre de 2008

Querido Diario: Historia de lo nuestro...[Día 119]

Hace tiempo que quería recordarte lo que ha sido para mí todo este tiempo compartiendo miradas, gestos, caricias y sobre todo esos besos que son como una droga de la que no consigo desintoxicarme.

"Un día, aparecí en tu vida para volverte completamente loco. Tú y tu insistencia me hicisteis brillar como una estrella.
A pesar de que tú lo único que hacías era intentarlo, yo era un mar de dudas y cada dos minutos cambiaba de opinión.

Perdóname se convirtió en nuestro himno y yo sólo veía que no había un mejor lugar que entre las nubes de tu pelo...
Me dí cuenta entonces de que tú eras la suerte de mi vida, pero me agobié y pensé: ¡Qué cojones le pasa a este tío!¿No se cansa?...
¡Se ha vuelto loco!

Después de una guerra que no nos llevaba a ninguna victoria clara, levante una bandera blanca para decirte que tenía tanto que darte...pero ya era tarde y tú solo eras capaz de decirme: Sino te hubieras ido...
Entiéndeme, yo sólo quería días azules pero ahora sé que amor, nuestro amor era imposible.

Recapacité, lo pensé fríamente y no estaba dispuesta a perderte, así que: ¡qué carajo!¡viva la vida!
Pero no me daba cuenta de que cometía el mismo error, que me gustabas y que pase lo que pase...Te esperaré.

Espero que recuerdes que no tenemos nada que perder."


Diciembre 07/08